viernes, 30 de enero de 2015

La ansiedad puede radicar en el intestino y no en la cabeza.

Varias enfermedades comunes gastrointestinales, incluyendo el síndrome de intestino irritable, se asocian frecuentemente con la ansiedad o la depresión. Por primera vez, investigadores de la Universidad McMaster tiene pruebas concluyentes de que las bacterias que residen en el intestino tienen influencia en la química del cerebro y su comportamiento. 


El intestino es el hogar de cerca de 1.000 billones de bacterias con las que vivimos en armonía. Estas bacterias realizan una serie de funciones vitales para la salud: Cosechan la energía de la dieta, protegen contra las infecciones y suministrar alimentos a las células en el intestino. Los investigadores demostraron que la interrupción del contenido bacteriano normal del intestino con antibióticos produce cambios en el comportamiento.

“Cuando los antibióticos orales se interrumpieron, las bacterias en el intestino volvieron a la normalidad y esto fue acompañado por la restauración de la conducta normal y la química del cerebro,” dijeron loa autores. “Los resultados son un estímulo para seguir investigando el componente microbiano como causal de  las enfermedades de comportamiento”.

Para confirmar que las bacterias pueden influir en el comportamiento, los investigadores colonizaron ratones libres de gérmenes con bacterias tomadas de ratones con un patrón de comportamiento específico. Descubrieron que cuando los ratones libres de gérmenes con un fondo genético asociado con la conducta pasiva fueron colonizadas por bacterias de los ratones con una mayor conducta exploratoria, los ratones fueron más activo y atrevido. 

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